De la Psicología Conductual al Control Social

discursos y posibilidades del uso del monitoreo electrónico como supuesto para la humanización de la pena en Brasil

Resumen

El monitoreo electrónico surgió en los Estados Unidos en 1969, originado a partir de investigaciones en psicología conductual como una posible intervención terapéutica. Consolidado en la década de 1980 como una forma de control social, impulsó el crecimiento de las industrias de vigilancia y se expandió globalmente. En Europa, las adaptaciones políticas y culturales legitimaron su uso como alternativa a la prisión y como herramienta para monitorear la libertad condicional. Aunque se destacan los menores costos y una supuesta mayor efectividad, estos subrayan el cuestionable potencial para humanizar las penas en comparación con las prisiones tradicionales. En Brasil, las Leyes Federales nº 12.258/2010 y nº 12.403/2011 legitimaron el monitoreo electrónico con la promesa de reducir el hacinamiento carcelario y humanizar las penas. Sin embargo, los datos de la Secretaría Nacional de Políticas Penitenciarias (2016–2024) revelan que, aunque su uso ha aumentado significativamente, no ha reducido la población carcelaria ni ha abordado cuestiones como el estigma y la exclusión social. Este artículo examina los impactos de esta tecnología en Brasil desde la perspectiva de teorías sociológicas y criminológicas, destacando su papel en la expansión de redes punitivas y de vigilancia, sin efectos significativos en la mitigación del hacinamiento carcelario ni en la mejora del debilitado sistema penitenciario brasileño.