Embarazos y puerperios de riesgo: relatos oficiales del gobierno brasileño sobre las maternidades consideradas indeseables ante las emergencias sanitarias del Zika y la Covid-19

Resumen

En 2015 y 2016, Brasil experimentó un aumento en las notificaciones de bebés nacidos con el Síndrome
Congénito del Virus Zika (SCZV). La “amenaza global” no era la enfermedad Zika en sí, sino estar embarazada (o la posibilidad de quedar embarazada) (Fleischer; Carneiro, 2017; Diniz, 2016). Marcelo Castro, entonces ministro de Salud, hizo una serie de declaraciones públicas desafortunadas en las que sugirió que las mujeres en edad fértil retrasaran el embarazo. Cinco años después, Brasil se convirtió en el país con mayor tasa de mortalidad materna por Covid-19 (Pereira et al., 2020). Tal escenario dantesco afecta de manera desproporcionada a la población negra, ya que en Brasil, la mortalidad de mujeres embarazadas por Covid-19 es casi el doble entre mujeres negras que entre mujeres blancas (Santos et al., 2020). Fue en ese contexto que el actual secretario de Salud, Raphael Parente, sugirió: “Retrasar un poco el embarazo”. Por segunda vez, en los cinco años transcurridos desde las epidemias de Zika y Covid-19, las autoridades sanitarias admiten que estar embarazada en Brasil es un riesgo. El objetivo de este trabajo es discutir, con base en una investigación etnográfica, las estrategias para quitar la responsabilidad del Estado en la garantía de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres brasileñas en edad reproductiva en estas dos crisis de salud, comparando las directrices del Ministerio de Salud y su rendimiento. El argumento es que la falta de acción frente en estos dos contextos epidémicos produjo discursos oficiales que apoyan el
control y la vigilancia de los cuerpos femeninos, por lo que la maternidad, se convertiría en un riesgo.